Preguntas frecuentes sobre la compraventa de coches, furgonetas y camiones de obra
¿Es rentable tener un camión?
Tener un camión puede ser rentable, pero depende mucho del uso que se le dé, los costes de mantenimiento y la gestión del trabajo. Generalmente, un camión propio puede generar buenos ingresos si se mantiene en buen estado, se gestiona bien la carga de trabajo y se consigue una cartera estable de clientes o contratos.
La rentabilidad depende sobre todo del equilibrio entre ingresos y costes fijos y del tipo de camión: los de obra o especializados (como grúas, hormigoneras o cisternas), aunque requieren una inversión inicial mayor, pueden ofrecer márgenes de beneficio más altos, por lo que es una inversión que merecería la pena.
¿Qué tengo que hacer para ser transportista?
Para ser transportista en España, primero debes decidir qué tipo de transporte vas a realizar: si vas a transportar mercancías de otras empresas a cambio de dinero (transporte público) o si solo vas a mover tus propios productos (transporte privado complementario). El transporte público está más regulado y exige más requisitos.
En ambos casos, lo primero es darte de alta como autónomo o crear una empresa. Debes registrarte en Hacienda (modelo 036 o 037) y en la Seguridad Social, eligiendo el epígrafe del Impuesto de Actividades Económicas correspondiente, como el 722 para transporte de mercancías por carretera o el 849.5 para servicios de mudanzas. A partir de ahí tendrás que declarar el IVA y el IRPF trimestralmente y cumplir con las obligaciones fiscales de cualquier profesional autónomo.
Si vas a trabajar como transportista público, necesitas una autorización administrativa del Ministerio de Transportes, conocida como tarjeta de transporte. Hay dos tipos: la MDL (para vehículos ligeros de hasta 3.500 kilos de masa máxima autorizada) y la MDP (para vehículos pesados de más de 3.500 kilos). Para obtenerla debes cumplir varios requisitos. El primero es la capacidad profesional, que se acredita con el Certificado de Competencia Profesional para el Transporte por Carretera, obtenido tras aprobar un examen oficial convocado por la comunidad autónoma. El segundo es la capacidad económica, que consiste en demostrar que dispones de al menos 9.000 euros para el primer vehículo y 5.000 por cada uno adicional, ya sea en fondos propios o capital social si trabajas como empresa. Además, debes cumplir el requisito de honorabilidad, es decir, no tener sanciones graves ni antecedentes penales relacionados con el transporte.
También necesitas disponer de un vehículo en propiedad o en régimen de leasing, matriculado en España y que cumpla con todos los requisitos técnicos, ITV y seguro al día. Asimismo, debes tener un domicilio fiscal y una base de operaciones en el territorio español donde guardes la documentación del transporte.
Toda esta documentación se presenta ante la consejería de transportes de tu comunidad autónoma. Allí deberás entregar tu DNI o CIF, el permiso de circulación y la ficha técnica del vehículo, la acreditación económica, el certificado de competencia profesional, la declaración de honorabilidad y los justificantes de alta en Hacienda y la Seguridad Social. Si cumples con todo, recibirás la autorización de transporte (MDL o MDP), que se gestiona de forma electrónica y debe renovarse periódicamente.
Si todavía no tienes el Certificado de Competencia Profesional, puedes prepararte para el examen en una academia o por libre. En él se evalúan conocimientos sobre legislación, gestión empresarial, logística, seguridad vial y contabilidad. Este certificado también sirve para actuar como gestor de transporte si en el futuro tienes una empresa con varios vehículos o conductores.
Por último, como transportista tendrás que cumplir con otras normas complementarias: llevar tacógrafo digital (si corresponde), respetar los tiempos de conducción y descanso, tener seguros de responsabilidad civil y de mercancías, y mantenerte inscrito en el Registro de Operadores de Transporte por Carretera (ROTT). Si realizas transporte internacional, necesitarás además una licencia comunitaria.
Además de la posibilidad de trabajar por cuenta propia, en España también existe la opción de incorporarte a una cooperativa de transporte, una fórmula muy común entre quienes empiezan en el sector y aún no cumplen todos los requisitos para operar de manera independiente. Estas cooperativas agrupan a transportistas autónomos que, a cambio de una cuota o comisión, pueden trabajar utilizando las autorizaciones y licencias de la cooperativa, sin necesidad de disponer de una tarjeta de transporte propia. La cooperativa actúa como intermediaria entre los socios y los clientes, gestionando la facturación, el cobro de los servicios y otros aspectos administrativos, como los seguros o los trámites fiscales. Esta modalidad reduce la inversión inicial y facilita el acceso al trabajo, aunque también implica cierta dependencia de la organización, ya que los transportistas no son plenamente autónomos en la gestión de sus clientes ni de sus ingresos. Es importante asegurarse de que se trata de una cooperativa legal y transparente, donde los socios tengan voz, voto y participación real en la gestión, ya que existen falsas cooperativas que operan al margen de la normativa laboral y pueden generar problemas con la Inspección de Trabajo.
¿Cuáles son las principales categorías de camiones?
Existen muchos tipos de camiones, diseñados para diferentes tareas dentro del transporte y la construcción. Entre los más comunes se encuentra el camión grúa, que incorpora un brazo hidráulico para elevar y mover cargas pesadas. El volquete o camión basculante destaca por su caja elevable, que sirve para transportar y descargar materiales sueltos como arena o grava. También son muy utilizados el camión de caja abierta, que facilita la carga y descarga de materiales voluminosos, y el camión de caja cerrada, que protege la mercancía frente al clima y los robos, muy habituales en el reparto urbano.
Otros modelos especializados son el camión hormigonera, que mantiene el hormigón en movimiento para evitar que fragüe durante el transporte, y la bomba de hormigón, que permite bombear el material directamente a la obra; ambos pueden combinarse en el camión bomba de hormigón y mezcladora. El sistema de contenedores y el portacontenedores de cadenas permiten cargar y descargar contenedores fácilmente, mientras que el sistema BDF se usa para intercambiar carrocerías o módulos según el tipo de carga.
En el transporte de mercancías sensibles destacan el camión frigorífico, equipado con sistemas de refrigeración o congelación, y el tanque para productos alimenticios, fabricado con materiales higiénicos para líquidos como leche o aceite. Por su parte, el camión cisterna o tank se utiliza para transportar líquidos o gases, y el vehículo de vacío y presión se emplea en servicios de limpieza industrial o de alcantarillado.
Entre los vehículos destinados a servicios públicos figuran el camión de basura, diseñado para la recogida y compactación de residuos, y el coche de bomberos, equipado con bombas, depósitos de agua y herramientas de rescate. También existen camiones de asistencia como las grúas para camiones, usadas en rescates y remolques, y la grúa telescópica, capaz de elevar cargas a gran altura. En el ámbito del transporte especializado se encuentran el portacoches o portacamiones, el transportador de madera con sistemas de sujeción específicos, y el camión vivienda, que combina transporte y alojamiento móvil.
Cada categoría de camión está adaptada a un tipo de trabajo o necesidad concreta, lo que permite cubrir un amplio abanico de servicios en sectores como la construcción, la logística, el transporte industrial, los servicios públicos y el ámbito de emergencias.
¿Qué es un camión basculante?
Un camión basculante, también conocido como camión volquete o dumper, es un vehículo diseñado para transportar y descargar materiales a granel, como tierra, arena, grava, escombros o materiales de construcción. Su característica principal es que la caja de carga puede levantarse mediante un sistema hidráulico, lo que permite vaciar su contenido de forma rápida y controlada, inclinándola hacia atrás o, en algunos modelos, hacia los lados.
Este tipo de camión se utiliza sobre todo en obras, canteras, minas y trabajos de movimiento de tierras, ya que facilita enormemente el transporte de grandes volúmenes de material y reduce el tiempo de descarga. Existen distintos tamaños y configuraciones: desde pequeños camiones basculantes para trabajos urbanos o de jardinería, hasta grandes volquetes articulados para uso industrial o minero.
¿Cuál es la diferencia entre un remolque de tractor y un semirremolque?
La diferencia principal entre un remolque de tractor y un semirremolque está en cómo se conectan al vehículo tractor y cómo soportan la carga.
Un remolque de tractor cuenta con ruedas delanteras y traseras propias y se engancha mediante una barra o lanza de tiro. Esto significa que el remolque soporta todo su peso, mientras que el tractor solo ejerce la fuerza de tracción. Es el tipo más habitual en el ámbito agrícola y de obra ligera, donde se utiliza para transportar materiales, herramientas o productos en recorridos cortos o por caminos rurales.
Por su parte, un semirremolque no tiene ruedas delanteras y necesita apoyarse parcialmente en la cabeza tractora, a la que se acopla mediante un sistema de quinta rueda. Gracias a esta configuración, parte del peso de la carga se reparte entre el semirremolque y la cabeza tractora, lo que permite mayor estabilidad y capacidad de carga. Este tipo de vehículo se emplea sobre todo en transporte profesional y logística de larga distancia, donde se requiere mover grandes volúmenes de material de forma eficiente.
En Zentromachine puedes encontrar semirremolques de distintos tipos, como bañera, ideales para áridos y materiales a granel; hormigonera, pensados para el transporte de hormigón; góndolas, utilizadas para mover maquinaria pesada, y plataformas abiertas, perfectas para cargas voluminosas o estructuras de gran tamaño.
¿Cuál es el consumo promedio de combustible de un camión?
El consumo promedio de combustible de un camión de obra puede variar bastante según el tipo de vehículo, la carga, el terreno y las condiciones de trabajo pero, generalmente, suele situarse entre los 25 y 50 litros de diésel por cada 100 kilómetros.
Los camiones basculantes o volquetes, por ejemplo, tienden a consumir más debido a su peso y al uso frecuente en terrenos irregulares, donde el motor trabaja con más esfuerzo. En cambio, un camión grúa o portacontenedores que se utilice principalmente en recorridos cortos y en ciudad puede tener un consumo algo menor, en torno a los 25-35 litros por cada 100 km. Los camiones hormigonera también presentan consumos altos, ya que el tambor debe mantenerse en movimiento durante el transporte.
Otros factores que influyen en el consumo son el estado del motor, la presión de los neumáticos, la carga transportada, la forma de conducción y el tipo de combustible. Una conducción suave, el mantenimiento regular y el uso de motores más eficientes o tecnologías Euro 6 pueden reducir significativamente el gasto de combustible.
¿Qué permiso necesito para conducir un camión cisterna?
Para conducir un camión cisterna no basta con tener un carnet de camión estándar: se necesita un permiso específico que depende del tipo de vehículo y de la carga que transporte.
En primer lugar, es obligatorio contar con el permiso de conducción de clase C, que autoriza a manejar camiones rígidos con un peso máximo autorizado superior a 3.500 kg. Si el camión cisterna lleva un remolque o semirremolque de más de 750 kg, entonces se requiere el permiso CE, que habilita para conducir conjuntos de vehículos articulados (como cabeza tractora + cisterna).
Además, si el camión cisterna transporta mercancías peligrosas o productos inflamables, como combustibles, gases o sustancias químicas, también es obligatorio obtener el certificado ADR (Acuerdo Europeo sobre el Transporte de Mercancías Peligrosas por Carretera). Dentro del ADR, existe una especialidad para cisternas, que exige formación adicional sobre seguridad, carga y descarga, y procedimientos en caso de accidente.
¿Qué se necesita para conducir un camión hormigonera?
Para conducir un camión hormigonera se necesita tener el permiso de conducción de clase C, que autoriza a manejar vehículos rígidos con un peso máximo autorizado (MMA) superior a 3.500 kg. Éste es el tipo de carnet requerido para la mayoría de camiones de obra, incluidos los que transportan hormigón.
Si la hormigonera lleva un remolque o cisterna adicional con una MMA superior a 750 kg, entonces se requiere el permiso CE, que permite conducir conjuntos articulados (camión más remolque).
Además del permiso de conducir, muchas empresas valoran o exigen que el conductor cuente con el Certificado de Aptitud Profesional (CAP), obligatorio para todos los conductores profesionales que realicen transporte por carretera. Este certificado acredita que el conductor ha recibido formación sobre seguridad, conducción eficiente, normativa de transporte y mantenimiento del vehículo.
También es recomendable tener experiencia previa en conducción de vehículos pesados en obra o terrenos irregulares, ya que el manejo de una hormigonera requiere precisión y estabilidad, especialmente al maniobrar en espacios reducidos o durante la descarga del hormigón.
¿Cuál es la diferencia entre un camión y una cabeza tractora?
La diferencia principal entre un camión y una cabeza tractora está en su estructura y función dentro del transporte de mercancías.
Un camión es un vehículo rígido, es decir, el chasis, la cabina y la caja de carga forman una sola unidad. Esto significa que el camión transporta la mercancía directamente sobre su propia estructura. Puede ser de distintos tipos según su uso: camión basculante, camión grúa, camión hormigonera, camión cisterna, entre otros. Los camiones se utilizan sobre todo en obras, transporte urbano o trayectos de corta y media distancia, donde se requiere maniobrabilidad y descarga directa.
Por otro lado, una cabeza tractora (también llamada tractor de carretera) es un vehículo diseñado para remolcar un semirremolque. A diferencia del camión, no tiene caja de carga propia, sino un sistema de acoplamiento llamado quinta rueda, que permite enganchar y desenganchar distintos semirremolques según las necesidades del transporte. Esto ofrece mucha más flexibilidad y capacidad de carga, por lo que las cabezas tractoras se usan principalmente en el transporte de larga distancia y logística industrial.
¿Qué necesito para tener un camión a mi nombre?
Para tener un camión a tu nombre en España es necesario cumplir con una serie de trámites legales y administrativos que aseguren que el vehículo está correctamente registrado y puede circular sin problemas. En primer lugar, debes contar con tu documento de identidad en vigor, ya sea DNI o NIE si eres particular, o la escritura de constitución y el CIF si se trata de una empresa, además de acreditar el domicilio fiscal o social donde quedará inscrito el vehículo. Es fundamental disponer del contrato de compraventa o la factura que demuestre que has adquirido el camión, con los datos completos del comprador, del vendedor y del propio vehículo, incluyendo la matrícula, el número de bastidor, la marca, el modelo, el precio y la fecha de la operación.
También debes asegurarte de que el camión tenga el permiso de circulación y la ficha técnica actualizados, con la ITV al día y sin cargas ni embargos pendientes. Si se trata de una compra de segunda mano, conviene revisar el historial del vehículo para confirmar que no presenta incidencias. Una vez verificado todo, deberás abonar los impuestos correspondientes: el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) si lo compras a un particular, o el IVA si la operación se realiza con una empresa o concesionario. A esto se suma el pago del Impuesto de Circulación (IVTM), que se liquida en el ayuntamiento donde el vehículo quedará domiciliado.
Con la documentación y los pagos en orden, deberás tramitar el cambio de titularidad en la Dirección General de Tráfico (DGT), paso que puede realizarse presencialmente o a través de la sede electrónica si cuentas con certificado digital. Este trámite formaliza que el camión pasa a estar registrado a tu nombre. Además, antes de ponerlo en circulación es obligatorio contratar un seguro de responsabilidad civil y, en el caso de camiones de obra o industriales, se recomienda una cobertura más amplia adaptada al tipo de trabajo o carga que transporten.
Por último, si el camión se va a utilizar para el transporte de mercancías con fines profesionales, será necesario contar con las licencias y autorizaciones específicas expedidas por el Ministerio de Transportes, como la autorización MDP o MDL según el tipo de transporte. Si tú mismo vas a conducir el camión, también deberás tener el Certificado de Aptitud Profesional (CAP), que acredita la formación obligatoria para transportistas.
¿Cuál es la capacidad de carga de un camión cisterna?
La capacidad de carga de un camión cisterna depende del tipo de vehículo, del material del depósito y del líquido que transporte. Suele oscilar entre los 5.000 y los 30.000 litros. Los camiones cisterna más pequeños, utilizados para abastecimientos locales o servicios urbanos, suelen tener una capacidad de entre 5.000 y 10.000 litros, mientras que los de tamaño medio, comunes en el transporte de agua o combustibles, pueden cargar entre 15.000 y 20.000 litros. Los camiones cisterna de gran tamaño, especialmente los articulados con semirremolque, pueden alcanzar o llegar a superar los 30.000 litros de capacidad.
El peso total permitido también está regulado por la ley. En España, un camión rígido puede tener un peso máximo autorizado de hasta 32 toneladas, mientras que una cabeza tractora con semirremolque cisterna puede llegar a 40 toneladas en total. La carga útil (la cantidad de líquido que puede transportar realmente) dependerá del peso del vehículo y del tipo de líquido, ya que algunos materiales, como el gasóleo o los productos químicos, tienen diferentes densidades.
Además, la capacidad y el diseño de la cisterna deben ajustarse a las normas de seguridad ADR si se transportan mercancías peligrosas, como combustibles, ácidos o gases. Estas cisternas cuentan con compartimentos, válvulas de seguridad y sistemas de control de presión para evitar fugas o accidentes.
¿Es lo mismo un furgón que una furgoneta?
No, aunque muchas veces se usan como sinónimos, un furgón y una furgoneta no son exactamente lo mismo. Ambos son vehículos comerciales ligeros diseñados para el transporte de mercancías o personas, pero presentan diferencias en su estructura, capacidad y uso.
Un furgón es un vehículo cerrado completamente por chapa, sin ventanas laterales en la parte trasera, pensado principalmente para transportar carga. La cabina del conductor y el espacio de carga están separados, lo que permite aprovechar al máximo el volumen disponible. Suelen tener una mayor capacidad de carga útil, un chasis más robusto y un motor más potente que una furgoneta, por lo que se utilizan en actividades profesionales, logísticas o de reparto.
Por su parte, una furgoneta es un vehículo más versátil, que puede estar destinado tanto al transporte de mercancías como de personas. En muchos casos, cuenta con ventanas laterales y asientos traseros, lo que la hace apta para uso mixto o familiar.
¿Cuántos kilómetros se consideran muchos para un coche de segunda mano?
Depende del tipo de vehículo, del uso que haya tenido y del mantenimiento que se le haya hecho pero, en términos generales, se suele considerar que a partir de los 150.000 o 200.000 kilómetros un coche ya tiene un recorrido elevado.
No obstante, esta cifra no siempre significa que el coche esté en mal estado. Un vehículo con 200.000 kilómetros puede seguir funcionando perfectamente si ha tenido revisiones regulares, cambios de aceite a tiempo, sustitución de piezas de desgaste y conducción eficiente. En cambio, un coche con menos de 100.000 kilómetros pero con un mantenimiento deficiente o muchos trayectos cortos y urbanos puede estar en peores condiciones.
También influye el tipo de motor: los diésel suelen aguantar más kilómetros (hasta 300.000 o incluso 400.000 bien mantenidos), mientras que los gasolina tienden a tener una vida útil algo menor, aunque con un mantenimiento correcto pueden superar sin problema los 200.000 kilómetros.
¿Cuáles son las características de un camión grúa?
Un camión grúa es un vehículo industrial que combina la capacidad de transporte de un camión con un sistema de grúa hidráulica montado sobre su chasis, lo que le permite cargar, descargar y mover materiales pesados sin necesidad de maquinaria adicional. Su principal característica es la versatilidad, ya que puede realizar tareas de elevación y transporte en obras, mudanzas o rescates, adaptándose a distintos entornos y tipos de carga.
Entre sus características más destacadas se encuentra el brazo articulado o telescópico, que permite alcanzar diferentes alturas y distancias según el modelo. Este brazo se acciona mediante un sistema hidráulico controlado desde una consola o mando a distancia, ofreciendo precisión y seguridad en las maniobras. La capacidad de carga varía en función del tamaño del camión y de la potencia de la grúa, pudiendo levantar desde unos pocos cientos de kilos hasta más de 20 toneladas en modelos de gran tamaño.
Los camiones grúa también cuentan con estabilizadores laterales o patas hidráulicas que se despliegan durante la operación para mantener el equilibrio del vehículo y evitar vuelcos. Además, muchos modelos incluyen sistemas de rotación de 360 grados, control electrónico de carga y limitadores de seguridad que impiden sobrecargar la estructura.
En cuanto a su diseño, suelen ser vehículos robustos y compactos, preparados para trabajar en condiciones exigentes de obra o terrenos irregulares. Además, pueden incorporar diferentes tipos de carrocería (como plataforma, caja abierta o basculante), dependiendo del uso previsto.